El Castellar
Torres de Berrellén

En la margen izquierda del Ebro, a la altura de Torres de Berrellén, se alza una antigua atalaya medieval coronando el escarpe de yesos del valle del Ebro. Conocida popularmente como El Castellar, se trata de unos restos arqueológicos que formaban parte del cinturón defensivo de la ciudad de Zaragoza.

Los choques culturales entre cristianos y musulmanes acabaron por despoblar la zona.

En el año 1110 El Castellar aún no tendría carácter residencial, sería únicamente un establecimiento militar que además serviría de prisión para Doña Urraca de León y Castilla, esposa de Alfonso I el Batallador.

A mediados del siglo XV, unas disputas vecinales terminaron con la destrucción de gran parte de El Castellar, que fue deshabitándose hasta finales del siglo XV.

Esta atalaya se encuentra al borde del escarpe de yesos del Ebro. Se trata de un frente rocoso de unos 60 m de altura que en los últimos años está sufriendo un fuerte retroceso hacia el norte, debido principalmente al desplazamiento del cauce del río, lo que provoca desplazamientos, desplomes y fracturas del terreno.

Erosión de escarpe y colapso del castillo

Entre los escasos restos del castillo, destaca la puerta de entrada de la residencia, formada por un arco de medio punto de ladrillo con bloques de yeso decorando las jambas, así como restos junto a ella de robustos muros de mampostería enfoscada y piedra de yeso.

Respecto a los muros de la residencia se encuentran en peor estado de conservación.

También podemos observar catorce tuberías en el lado oriental de la residencia, que forman parte de un sistema qanat que conectaría con el abrevadero situado colina abajo, este elemento se encuentra en buen estado en comparación con el resto de elementos del castillo.

La Cueva de Doña Urraca, formada por una bóveda de cañón, se encuentra en riesgo de desaparición debido, posiblemente, a la misma causa que el resto de la fortaleza.

Se conservan también diferentes restos de lo que fue la muralla exterior, algún torreón, vestigios de enterramientos, y restos de las antiguas viviendas.

La fortaleza se encuentra rodeada por una muralla de mampostería revestida, actualmente en avanzado estado de ruina.

El castillo posee tres torres con función defensiva: la primera de ellas se encuentra entre la residencia y la Cueva de Doña Urraca, que el equipo la denominó como “Torre T”, otra de ellas, la torre circular, se localizada en la esquina sureste de la muralla, y, por último, la torre cuadrada, alineada con la esquina sur de la muralla.

El equipo de arquitectura de la Escuela Taller ha realizado un informe de Estado Actual de la Atalaya de El Castellar, que recoge la información aquí mostrada y más.

A la hora de afrontar este informe, se ha realizado una investigación previa sobre la historia, localización, estado, geología, posibles dificultades de acceso, patologías y elementos constructivos a los que se va a hacer frente.

Allí el equipo realizó diferentes mediciones, croquis, fotografías, estudio de su conservación a través de fichas de patologías e incluso una prospección arqueológica básica en busca de elementos no documentados y diferentes elementos como cerámicas vidriadas, asas, tejas y ladrillos de época medieval.